Jesús sabía lo que iba a ocurrir, ningún
acontecimiento le sobrevino por sorpresa y así lo hace constar Juan en 18,4.
También nos hace constar de que parte está Judas.
En 18,5, “…Jesús les dijo: Yo soy” veo a
un hombre valiente, que sabiendo cual será su destino, se enfrenta a él con
toda dignidad y sin temor a pesar del sufrimiento que sabía tenía que padecer y
con autoridad (18,6) “…y cayeron a tierra” Fueron a arrestar a un hombre
humilde e indefenso del pueblo pero encontraron un majestuoso personaje lleno
de poder.
Jesús vuelve a preguntar a quien buscan y
vuelve a responder “Yo soy”18,8 , “Dejad id a estos”, incluso camino de la
muerte, Jesús se preocupa por sus discípulos, siente misericordia por ellos y
desea salvarlos para cumplir así la profecía “de los que me diste, no perdí
ninguno” (18,9)
En 18,11 veo a un Jesús consciente de su
sumisión al plan del Padre. El sufrimiento viene del Padre y Dios tiene el
control de todo, a Jesús solo le queda en estas últimas horas de vida, seguir
el plan de Dios.
En 18,23 Juan nos recuerda la importancia
del testimonio: “testifica en que está el mal” es un llamado a actuar de forma
debidamente legal.
En general la imagen de Jesús en estos
pasajes me muestran a un hombre sencillo pero con la autoridad de Dios a la vez
y el deseo de que sea cumplido el plan de Dios para el y la humanidad, a pesar
del sufrimiento que sabe va a padecer.
Los judíos decían de Jesús que era un
malhechor (18,30) aunque Pilatos sabía que no había cometido mal alguno e
intentó salvarlo, ya que no haya delito alguno en él (18,38)
Los judíos también dicen de él o mejor
dicho: le acusan de haberse hecho a si mismo “hijo de Dios” (19,7).
También que no es “rey de los judíos”
19,15 y que su único rey es Cesar.
Anás, suegro de Caifás (aunque fue
depuesto por los romanos en el año 15 D.C.
algunos aún le consideraban el sumo sacerdote), interroga a Jesús acerca de su doctrina, de
sus palabras (18,19) intentando buscar una acusación sólida de su supuesta culpabilidad,
pero no puede acusarle ya que no dispone de testigos que prueben esa base de
culpabilidad y no se le exigía al acusado demostrar su inocencia. Quizás Anás
consideró esto como un interrogatorio preliminar y no como un juicio.
Fuente: Reina Valera de estudio 1960
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